La MISA actual es aburrida
Una de las críticas a la Misa actual, de parte de niños, jóvenes y varones adultos es que es aburrida. Y uno de los fenómenos más significativos después de la reforma conciliar es que la gente va a la iglesia por el interés de escuchar la predicación del sacerdote y mucho menos por el aspecto místico y religioso de lo que en la MISA sucede.
De una cultura ritual a una cultura secular
Con respecto a la misa latina había muchas críticas en mi tiempo, pero ninguna se refería a la Misa en cuanto aburrida. Se han intentado muchas respuestas a estas realidades: se ha culpado a la sociedad actual; se han intentado aproximaciones psicológicas, antropológicas, emocionales, pero nada ha hecho cambiar la opinión y la acción de la gente católica.
Para los niños de hoy la misa actual es ABURRIDA…
Incluso, cuando los católicos se han dado el lujo de sacar de su Liturgia la mayor cantidad posible de signos, hemos visto ostensiblemente a otras comunidades cristianas reponer vestiduras para sus ministros, establecer colores y admitir signos que estaban vedados por una cultura de la palabra en el protestantismo.
Críticas a la reforma litúrgica conciliar
En lo que sigue intento dar una visión más estrictamente litúrgica de la cuestión. Quiero dejar claro desde el principio que mi crítica[1] no consiste en querer volver al pasado, al estilo de los ultraconservadores que tienen miedo a los cambios, sino plantear el problema de una reforma que se quedó a mitad de camino, por no haber captado lo que llamaría yo una cuestión cultural.
Los entredichos[2] entre la Comisión Litúrgica internacional del inglés en la Liturgia (ICEL) y la Santa Sede, con el documento Liturgiam Authenticam entre ambas, son una nueva manifestación de esa visión de la liturgia como texto y no como fenómeno cultural. Habría que haber re-inventado la tradición litúrgica,[3] en lenguaje y acción, para desafiar a la cultura secular e inmanentista, pero lamentablemente no se hizo en el Concilio y las reformas posteriores.
Otro elemento que me resultó significativo durante muchos años fue el escaso interés que la Constitución litúrgica del Concilio (si bien no sólo ella) provocó en los profesores de la Facultad de Teología. Aunque todos conocían el habitual
Autor: Mons. Osvaldo D. Santagada
BIBLIOGRAFÍA
[1] Para la interpretación del Concilio son muy interesantes las normas propuestas por Dulles, Avery, S.I., Card., The Myth and the Reality, en America 24 febrero 2003, pp. 7-11. También la respuesta que dio O´Malley, John W., S.I., “Vatican II: Official Norms. On interpreting the Council”, en América, 31 de marzo 2003, pp. 11-14. Y la respuesta del card. Dulles, Substantive Teaching. A reply to John W. O´Malley, en ibid., pp. 14-17.
[2] Para este entredicho puede verse Trautman, Donald W., “Rome and the Internacional Comisión of English in the Liturgy (ICEL)”, en América, 4 de marzo 2000, pp. 7-11. El Prefecto de la Congregación para el Culto divino envió una carta de lectores a América respondiendo al Obispo Trautman, anterior presidente de la Comisión litúrgica de la Conferencia episcopal de los EE.UU., en America 13 mayo 2000. Luego la misma Congregación publicó la V.Intrucción para la recta aplicación de la Constitución sobre la Liturgia del Concilio Vaticano II: Liturgiam Authenticam. 7 mayo 2001, en www.vatican.va/congregaciones. La respuesta del obispo Trautman fue un artículo: “The Quest for Authentic Liturgy”, en America 22 octubre 2001, pp. 7-11. Intervino también en el debate Foley, Edward, OFM Cap., “The Abuse of Power”, en America 14 octubre 2002, pp. 8-11.
[3] Para entender esta expresión puede consultarse Tilley, Terrence W., Inventing Catholic Tradition. New York, Maryknoll, 2000.